Todos los miércoles, desde 1915, se publica en Francia Le Canard enchaîné (El Pato encadenado), un periódico satírico, con muchos chistes e historietas, al que todos los políticos y personajes notorios de Francia tienen mucho respeto, por no decir pánico. Hace gala de independencia de cualquier poder político o grupo empresarial y por ese motivo ni siquiera admite publicidad en sus páginas.
Hace unos días escuché por la radio un comentario muy curioso que hacía referencia a esta publicación. Parece ser que, según sus normas, todos los trabajadores de la publicación tienen prohibido ganar premios, bajo pena de expulsión. Por eso, jamás se presentan a concurso alguno. Pero ocurrió en una ocasión que a un redactor le concedieron uno de esos premios a los que no hace falta presentarse, pues es un jurado el que valora los méritos sin consultar a los «afectados». El redactor, como no había mostrado intencionalidad en ganar dicho premio, lo aceptó. De inmediato fue expulsado de Le Canard enchaîné.
Sería un «juego» divertido imitar a esta publicación y en cuanto alguien ganase un premio, expulsarlo. Expulsar a escritores de la literatura, a músicos de la música, a científicos de la ciencia, a futbolistas del fútbol… A lo mejor resultaba hasta terapeútico. Y si el premio era de los gordos, la expulsión iría acompañada de una patada en el culo.
Antes de que me echéis, gracias por el aluvión de cariño que me está cayendo encima.