Dicen que los pinos canarios vuelven a renacer cuando se queman. El fuego deja el bosque chamuscado; sin embargo, en poco tiempo recupera milagrosamente su esplendor, y su verdor. Haberse adaptado a terrenos volcánicos y estar sometidos a altas temperaturas y al riesgo constante de incencios por la presencia de la lava incandescente, les ha hecho incombustibles a lo largo de los siglos. ¡Siempre nos asombra la naturaleza!
Me pregunto ahora si el mismo fenómeno estará ocurriendo con los contenedores de papel, vidrio, basura en general, papeleras y otros utensilios de la calle para uso de los ciudadanos. ¿Renacen de sus cenizas una y otra vez para mostrarse en pocos días en todo su esplendor? Da la sensación de que sí, aunque creo que la única diferencia es que este milagro se consigue con el dinero de todos los contribuyentes.