La fotografía muestra los restos de dos contenedores -uno de papel y otro de vidrio- quemados, evidentemente adrede. En una entrada anterior aseguraba que si alguien se planteaba los actos de vandalismo como una forma de rebeldía contra el sistema, se equivocaba. Yo sostenía -quizá de manera ingenua y utópica- que era mucho más rebelde en estos momentos leer un libro. No insistiré sobre ello. Ahora me estoy haciendo otra pregunta. ¿Qué es más divertido: quemar contenedores o leer un libro?