Acabo de cerrar la maleta. Me voy a Perú, invitado a la Feria Internacional del Libro de Lima. ¡Qué raro se me hace volver a Lima después de once años! ¡Lo que ha cambiado mi vida en estos once años! No quiero hacer balance. Hay muchas luces y algunas sombras. Pero las sombras son de las que duelen, de las que dejan huella. Observo la maleta y pienso en la persona que compartió conmigo aquel recorrido por el país. Siento una vez más su terrible ausencia.
¡Ausencia! ¡Pérdida!
¿Por qué tenemos que convivir con estas malditas palabras? La voy a recordar con la mirada perdida en la inmensidad del océano Pacífico.
Lima, el mismo cielo, el mismo mar.