Hace unos días regresé de Colombia. Tres días en Bogotá y ocho en Medellín. Hacía dos años que había viajado por primera vez a este país y a estas dos ciudades. Una vez leí una frase a José Saramago que, más o menos, decía: hay que volver a los mismos lugares para descubrirlos con diferente mirada. No creo que sea una idea original de Saramago, aunque él la haga suya; pero estoy muy de acuerdo con ella.
Esta vez me he sumergido más en Bogotá. ¡Qué inmensidad! Me viene a la memoria ahora mismo la biblioteca de La Marichuela, tan viva y orgullosa, en medio de unos barrios de pobreza sobrecogedora, muy cerca de los inmensos estercoleros de la ciudad. Y por contraste, las amplias avenidas, el transmilenio, los parques siempre verdes, los rascacielos, los rincones bellísimos de La Candelaria, la cresta de las montañas, el cielo plomizo, el teleférico a Montserrate…
Regresar a Medellín supuso una emoción especial. Entre otras muchas actividades, iba a presentar el libro que escribí tras mi primer viaje, «Barro de Medellín«. Volví a pasear por calles y plazas que recordaba perfectamente y hasta me tomé algún «tinto» en las mismas cafeterías. Volví a recorrer con la mirada el perfil mágico de la ciudad, hundida en un valle del que emerge prodigiosamente. Volví a balancearme en el metrocable, compitiendo en altura con los negros gallinazos. Volví a sentarme en la explanada del Parque Biblioteca España, en el barrio de Santo Domingo Savio, donde transcurre mi libro. Volví a reencontrarme con personas entrañables, a las que ya querré siempre: Tatiana, Juan Pablo, Mauricio, Marcela, Clara, Catalina, Consuelo, Viviana… Y sí, claro, conocí otros rincones de la ciudad, otros ambientes, otros perfiles, y también a otras personas maravillosas, como la escritora brasileña Marina Colasanti y la argentina Silvia Schujer; como la ilustradora colombiana Olga Cuéllar; como Clemencia Villegas, experta en bibliotecas, libros y otras muchas cosas… Tambien estaba Kepa, ¡qué gran tipo! Y al final hasta llegó Jordi, pero de Jordi tendría que poner una entrada en exclusiva en este blog.
A veces tenía la sensación de que todo era igual, de que nada había cambiado. Pero enseguida me daba cuenta de que todo era diferente. Posiblemente porque yo mismo era diferente.