El cartel de la fotografía se encuentra en la Casa de Campo, de Madrid. Para quienes no la conozcan, una inmensa masa verde al oeste de la ciudad, una suerte y un lujo para los madrileños. Es una entrada por la zona de Aravaca. Hay que subir unas escaleras, bajar una pendiente, pasar bajo un puente, subir otras escaleras y, finalmente cruzar por otro puente las vías del tren. Si vas en bicicleta, como suele ser mi caso, es algo engorroso. Los vecinos de la zona llevamos años reivindicando un acceso más sencillo, como una simple pasarela.
Salvados estos obstáculos, entramos de lleno en la Casa de Campo y justo allí, en una tela metálica que protege las vías del tren, alguien ha colocado el cartel de la fotografía. No voy a hacer comentarios al respecto, sobre todo porque mi entrada anterior ya planteaba el tema de la mala educación. Pues he aquí más de lo mismo, queridos mirones, otro ejemplo significativo. Con lo fácil que resulta saludar a las personas que te cruzas en el camino, sobre todo cuando esas personas sí te saludan a ti.