Hace años, para mostrar el duelo a los demás (no necesariamente por sentirlo uno mismo) muchos hombres se colocaban brazaletes negros en la manga de la chaqueta o del abrigo, y los que usaban corbata buscaban una del mismo color. Muchas mujeres se enlutaban de pies a cabeza y permanecían así durante meses, o años, dependiendo de la afinidad con el difunto. Esta práctica ha ido desapareciendo y ya casi nadie hace ostentación del luto. La sabiduría popular daba la clave: “el auténtico dolor se lleva por dentro”.
¿Ha cambiado la sociedad desde entonces? Evidentemente, la respuesta es sí. Pero ¿ha cambiado al mismo tiempo la mentalidad de las personas que integran la sociedad? Creo que en el tema de la ostentación y del exhibicionismo también ha cambiado, pero a peor. En muchos aspectos, Facebook –el paraíso del exhibicionismo y del pavoneo– es un buen ejemplo de por dónde van los tiros. Y otra muestra significativa son los lacitos (lo digo en diminutivo por su tamaño). Ya no hay colores para la cantidad de causas simbolizadas por esos lacitos y se han tenido que hacer hasta combinaciones para poder abarcar tantas causas sociales, políticas, culturales, medioambientales, de salud…
Estoy convencido de que la mayoría de las personas que se pone un lacito –da igual la causa– lo hace por pura ostentación, o por estúpida moda. ¿Pero es consciente toda esa gente de la dimensión del problema que hay detrás? Los problemas no se solucionan porque nos coloquemos un lacito durante un día y lo cambiemos de forma automática por otro al día siguiente; tampoco así se mitiga el dolor, ni se curan las enfermedades. Mientras no interioricemos esas cosas, mientras no las sintamos en profundidad, mientras no nos conmocionen, mientras no seamos plenamente conscientes de la realidad y exijamos soluciones con firmeza, los lacitos son y serán un adorno innecesario. Me niego a aceptar que un lacito es una forma de solidaridad. La solidaridad es algo mucho más serio y comprometido.
No puedo dejar de pensar que los gerifaltes que controlan todos los hilos del mundo, están felices y tranquilos observando cómo nosotros, ante los graves problemas que nos asaltan, nos limitamos a colocarnos lacitos de colores. También estoy pensando que muchos de los mirones que leen de vez en cuando mis comentarios no van a estar de acuerdo conmigo.