
En esta ocasión no podemos decir que ya está en las librerías la última novela de Alfredo Gómez Cerdá, pues aunque esto es así, también está disponible en otros formatos, para los más avezados con las nuevas tecnologías. En cualquier caso, nada será comparable con la lectura de la obra en formato libro, es decir, papel.
Es una novela inquietante, que va zarandeando al lector en cada página, sumergiéndolo en un torbellino imparable de consecuencias insospechadas. Pero, a la vez, es una reflexión ética sobre la culpa. Una reflexión siempre oportuna, y más en esta sociedad en la que vivimos en la que nadie se siente culpable de nada y todos tratan de eludir responsabilidades.