Dos años viendo pasar desde mi ventana el cortejo de la LIJ, con toda su pompa y ceremonia: carrozas repletas de sueños tiradas por corceles y calabazas llenas de decepciones arrastradas por ratones. Luces y sombras. Incluso, la feria de las vanidades trasladada al siglo XXI.
Dos años en los que no he dejado de escribir. A eso no puedo renunciar todavía. Se me acumulan algunos libros inéditos y -por primera vez en mi vida- no tengo prisa en publicarlos.
Dos años después sostengo entre mis dedos EL VÉRTIGO DE LOS CANALLAS (Loqueleo/Santillana), una novela sin calificativos, con una portada -acierto de las editoras- que a nadie va a dejar indiferente. Os iré contando alguna cosa más de la novela, hoy solo pretendía dar la noticia de su publicación.