Queridas/os mironas/es: Si hacéis honor a vuestra reconocida facultad de mirar y observáis la fotografía del comentario, podréis descubrir una pared en la que se aprecian las huellas de un cuadro -que estuvo, pero que ya no está-. Siempre me han parecido tristes las huellas que dejan los cuadros cuando son descolgados; tienen algo de nostalgia y de desasosiego. Es inevitable preguntarse qué era lo que estaba allí colgado y, sobre todo, por qué fue descolgado. Siempre hay una historia impregnada en esa mancha que queda en la pared. Y esa historia puede sobrecogernos de pies a cabeza si un buen día descubrimos esas huellas en las paredes de nuestra casa. Seguramente nuestra casa ya nunca volverá a ser la misma, ni tampoco nuestra mirada.