Querida Amelia
Querida Amelia: Te escribo lleno de perplejidad y de tristeza. Te escribo aunque sé de antemano que nunca podrás leer esta carta. Además, nadie podrá leértela, ni siquiera tus padres, a los que tanto les gustaba leerte esos libros que ampliaban tu sonrisa. A pesar de ello, te escribo, y yo mismo me sorprendo y me pregunto…